Hola
compañeros/as, en esta nueva entrada me gustaría recomendar una película que vi
hace bastante tiempo y que, en cierta medida, me ayudó a introducir una faceta
de la educación y del docente que chocaba un poco con mi idea principal. Se
trata de: The Emperor’s Club (el club de los emperadores).
El
director es Michael Hoffman y es una película estadounidense
de una duración de 107 minutos. Además es relativamente actual, del año 2002,
aunque está ambientada en 1972.
SINOPSIS:
La
mayoría de la trama transcurre en el colegio masculino de St. Benedict, en el
cual William Hundert ejerce de profesor sin apenas complicaciones y vive según
sus propias enseñanzas. Este docente se esfuerza cada día en inspirar a sus
alumnos para que se conviertan en adultos cultos y responsables, de acuerdo con
sus principios. Él está totalmente convencido de que la labor de un maestro no
es sólo educar al alumno, sino también formar e incluso modelar su carácter.
Pero esta situación y el enclaustrado universo de tradición y enseñanza del
profesor, se verán truncados con la llegada de un nuevo alumno, Sedgewick Bell,
hijo de un senador de Virginia. De forma inmediata, profesor y alumno se
enzarzarán en una batalla de voluntades que seguirá presente incluso veinte
años después, cuando el joven ya es un poderoso hombre de negocios. Sin
embargo, el docente descubre algo en ese alumno que e impide desistir en su
formación.
Se
trata de una película diferente y que deberíamos
ver al menos una vez en nuestra vida. Para mí, al final se le da al profesor
una gran lección de vida, que incluso te puede aportar sentimientos de tristeza
o frustración. En realidad hay cosas de la película que no comparto, como los
métodos de enseñanza que utiliza el profesor, entre otras cosas. Pero a grandes
rasgos, me parece una película que aporta un mensaje final importante y como se
dice en la película “siempre hay alguien que marca la diferencia”.
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